Hubo que esperar hasta agosto de 1977 para apreciar significativas modificaciones en la gama,reduciéndose el abanico de modelos (debido a las dificultades internas de la compañía y a la consabida Crisis del Petróleo de 1973). Desaparecieron las versiones S y Carrera aunque eso sí hubo una versión 911 SC 3.0 Coupé que incorporó el motor de 3 litros de cilindrada (2.994 cc), con una potencia final que había subido hasta los 180 CV a 5.500 rpm y un par máximo de 265 Nm a 4.200 rpm que le facilitaban acelerar de 0 a 100 km/h en 7 segundos justos o alcanzar una velocidad punta de 220 km/h, al igual que la versiónTarga correspondiente.
Resultado de imagen de 911 Turbo cabrio 1989
Pero no todo iban a ser malas noticias y el exitoso 911 Turbo volvía de nuevo a la carga, esta vez bajo la denominación 911 Turbo 3.3 Coupé, con una cilindrada aumentada hasta los 3,3 litros (3.299 cc) y mejorado en múltiples facetas como, por ejemplo, con la incorporación de un intercooler aire-aire, reforzando los cojinetes e incrementando la relación de compresión. También se mejoraron los frenos (heredados del Porsche 935 de competición) con discos ventilados en las cuatro ruedas y pinzas de 4 pistones en las delanteras.
De esta forma la potencia ascendió hasta unos increíbles 300 CV a 5.500 rpm y el par motor a 412 Nm a 4.000 rpm. Así pudo seguir manteniendo su liderazgo como uno de los mejores superdeportivos del planeta, con unas prestaciones que “quitaban el hipo” (aún lo siguen haciendo hoy en día…), alcanzando una velocidad máxima de 260 km/h o siendo capaz de acelerar en 5,4 segundos de 0 a 100 km/h.